Se ha datado en torno al IIIº Milenio a.n.e., a través de pruebas de Carbono 14.
En el año 2002, la bajada del nivel del Embalse del Charco de los Hurones, dejó al descubierto una estructura megalítica en la denominada Venta del Juncal. La situación del Dolmen del Juncal, en el vaso inundable del pantano, con sus periódicas fluctuaciones, junto a otros factores antrópicos directos, habían incidido negativamente en su estado de conservación y motivaron que la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía promoviera una actuación, trasladandose al Cerro Mulera, a unos dos kilómetros de lugar original, a salvo de las aguas. La actividad erosiva del embalse había producido unos efectos muy negativos, que se aprecian fácilmente en los ortostatos del lateral Este de la galería. Es conveniente también destacar los periodos de humectación/secado y los fenómenos de disolución y carbonatación que habían influido tanto en la conservación del registro como en los materiales constructivos.
El Dolmen del Juncal se encuentra en el extremo noroccidental del término municipal de la localidad gaditana, a 196 metros sobre el nivel del mar, al pie de un pequeño arroyo de régimen irregular entre la confluencia de los ríos Ubrique y Majaceite, cuyos cauces actualmente están embalsados en el Pantano de los Hurones. Se emplaza dentro del Parque Natural Sierra de Grazalema.
La estructura de El Juncal es un dolmen de galería o largo corredor orientada en sentido general norte-sur, de planta sensiblemente trapezoidal, compartimentado en su desarrollo por una única jamba transversal. El enterramiento presenta unas dimensiones de 9,50 metros de desarrollo longitudinal, mostrando un ensanchamiento progresivo pero muy suave desde el átrio, con 0,86 metros de anchura, hasta el final de la cámara, de 1,80 metros. El acceso al sepulcro se mostraba clausurado, y el sellado se completaba con la colocación de un gran bloque calizo que dificultaba una posible apertura de la tumba. Apenas se ha conservado ningún pequeño vestigio de su cubierta adintelada, únicamente algunos fragmentos de losas fuera de su posición original.
La composición general de las materias primas para la confección de los ortostatos se reparte entre rocas calcáreas y areniscas, con un ligero predominio de las primeras.
En el transcurso de la construcción del enterramiento o durante su utilización ritual se procedió a disponer de diversas decoraciones simbólicas a lo largo de la galería. De este modo, puede confirmarse la existencia de arte mobiliar megalítico y una estela antropomorfa armada representada mediante grabado y pintura, ortostatos decorados con grabados profundos, en bajorrelieves y grabado lineal fino múltiple. La estela y la escultura megalítica se localizan en el inicio de la galería, siguiendo las pautas de organización de la decoración simbólica de este tipo de enterramientos.
El dolmen de El Juncal es el ejemplo más destacado de una verdadera necrópolis, formada por, al menos, tres galerías más. El resto de los sepulcros se localizan al oeste; también se han detectado evidencias de la utilización como cantera de sus calizas. En esta nueva necrópolis megalítica de La Algarrabesa-El Juncal vuelve a repetirse un patrón ya observado en otras de la región como Alberite.
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